jueves, 7 de mayo de 2009

MISIÓN IMPOSIBLE


“Buenos días, Sr. Briggs. El General Rio Dominguez, dictador de Santa Costa, ha establecido su cuartel en el Hotel Nacional. Sabemos que dos cabezas nucleares proporcionadas a Santa Costa por una potencia enemiga se hallan en la bodega del hotel. Su utilización es inminente. Su misión Sr. Briggs, si usted decide aceptarla, es retirar los artefactos nucleares de Santa Costa. Como siempre, si usted o alguno de sus hombres es capturado o muerto, nuestro gobierno negará tener conocimiento de sus actividades. Esta grabación se autodestruirá en cinco segundos. Buena suerte Sr. Briggs.”

Esta fue, palabras más o menos, la primera introducción de Misión Imposible cuando su episodio piloto se estrenó por la cadena CBS el sábado 17 de septiembre de 1966 a las 21.00. La secuencia, como muchas de sus frases incorporadas, se han convertido en pequeñas gemas clásicas de la TV, parodiadas y homenajeadas en innumerables ocasiones. Es que Mission: Impossible constituyó en su momento una innovación sin precedentes dentro del género del espionaje internacional, dominado en aquel entonces por el individualismo de figuras como James Bond, John Drake, Napoleon Solo o el propio Maxwell Smart. En esta serie se introdujo el concepto de equipo, en el que a las órdenes de un líder, estratega y cerebro máximo, cada uno de sus integrantes llevaba a cabo su parte como un engranaje aceitado de una maquinaria perfecta. Durante la primera temporada el rol de conductor le cupo a Dan Briggs (Steven Hill), al frente de IMF (Impossible Missions Force). Luego de recibir su encargo, cada capítulo continuaba con la selección del personal que sería utilizado para cumplirlo. En su departamento el jefe examinaba un conjunto de dossiers y elegía a los más adecuados: si bien hubo algunos que participaron esporádicamente en misiones aisladas (tal el caso de Wally Cox en el piloto como Terry Targo, experto en cajas fuertes), los miembros más frecuentemente convocados fueron Barney Collier (Greg Morris), genio de la electrónica, capaz de crear los aparatos más sofisticados, con los tamaños más reducidos y con resultados inigualables; Cinnamon Carter (Barbara Bain), ex-modelo, de belleza subyugante, útil para distraer y seducir; y Willy Armitage (Peter Lupus), fisicoculturista, el hombre fuerte del grupo. Curiosamente, un personaje que apareció en 26 de los 28 episodios de la temporada inicial no figuró durante ese año como integrante del elenco protagónico sino que lo hizo siempre como invitado: Rollin Hand (Martin Landau), ilusionista, maestro del disfraz y la personificación. Esta situación se modificó al año siguiente. La voz de la cinta en la versión original estaba a cargo de Bob Johnson, conocido locutor que también había hecho su aporte en Rumbo a lo Desconocido. La creación de esta singular serie fue obra de Bruce Geller, que había trabajado como director televisivo, por ejemplo en The Westerner, y venía de ser co-productor ejecutivo de Cuero Crudo. Con la idea desarrollada, a Geller le costó un poco venderla, ya que las cadenas la consideraban demasiado complicada y cerebral, difícil de llevar a cabo. El espaldarazo vino de parte de Lucille Ball, quien le brindó su confianza a través de su productora Desilu, llegando a un acuerdo con Paramount Television y la CBS. El primer año sirvió para establecer el tono y la identidad del programa, y aunque el público no respondió del todo (terminó en el puesto 51° en la tabla del rating, compartiendo el segmento horario con El Show de Lawrence Welk por ABC y NBC Saturday Night Movie), la crítica la aplaudió y obtuvo cuatro premios Emmy: Mejor Serie Dramática para los productore
s Bruce Geller y Joseph Gantman, Mejor Actriz Dramática para Barbara Bain, Mejor Guionista para Bruce Geller y Mejor Montaje y Edición de Sonido. Otro ingrediente fundamental era la música de nuestro compatriota Lalo Schiffrin, no solamente el archi-conocido tema del inicio, sino toda la banda de sonido contenida en cada episodio, destacándose el lei-motiv que puntualizaba las acciones de Barney y la melodía que acompañaba la retirada final de los agentes (“Mission Accomplished”: Misión Cumplida). El tema principal se editó como simple y permaneció 14 semanas dentro de los 100 más vendidos según la revista “Billboard” durante 1968. De cara a la segunda etapa hubo un cambio fundamental: el actor Steven Hill era judío ortodoxo y su religión no le permitía trabajar en sábados y domingos, algo que para mantener el ritmo de filmación era ineludible, y por lo tanto se decidió su alejamiento. Entre los nombres que sonaron para reemplazarlo estuvieron el de John Fosythe, futura estrella de Dinastía, y el de Stuart Whitman, protagonista de la serie Cimarron Strip, pero el elegido finalmente fue Peter Graves como Jim Phelps. Graves, hermano de James Arness (el Marshal Dillon de La Ley del Revólver), había llamado la atención de los productores en un piloto llamado Call to Danger, que no se desarrolló pero tenía una línea concordante con Misión Imposible. Su ingreso se produjo con total naturalidad, sin mencionar una sola palabra en cuanto el destino de Dan Briggs.

ARTÍCULO COMPLETO EN EL # 17 DE LA REVISTA "UNDER COVER" - DICIEMBRE 2000

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